Capital natural, dando forma y relato al vínculo entre naturaleza y empresa

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Generar información ambiental material es clave para el futuro de la gestión sostenible desde las empresas. Sin embargo, aún representa un gran reto intelectual. Iniciativas como el Protocolo de Capital Natural contribuyen a mostrar la dependencia de la naturaleza de cualquier actividad humana y favorecen una narrativa empresarial más rica, más avanzada.
Llevar la información ambiental a los informes anuales de las empresas ha sido, es y seguirá siendo un trabajo difícil. Primero por el sustrato mental que aún disocia con frecuencia lo humano de lo natural, lo empresarial del devenir ambiental.  Hay todavía oficinas que parecen fortalezas ajenas al aire, la tierra o cualquier forma de vida no bípeda.

Segundo por la dificultad de romper esos muros y entender la profundidad y alcance de esa inevitable dependencia entre la actividad humana y la naturaleza.  Así pues todos los esfuerzos que nos permitan avanzar en esa línea son más que bienvenidos.

El  Protocolo de Capital Natural es un marco diseñado desde la Natural Capital Coalition para ayudar a las empresas a generar información fiable y útil a la toma de decisiones relacionadas con el medio ambiente.

Para ello, el Protocolo plantea una  metodología de trabajo que nos permite entender cómo interactúa la organización con la naturaleza o, más en concreto, con el capital natural:

Todos los recursos y procesos medioambientales renovables y no renovables que proporcionan los bienes y servicios que sostienen la prosperidad pasada, actual o futura de una organización. Incluye el aire, agua, tierra, minerales y bosques, la biodiversidad y la salud del ecosistema.

En definitiva, estamos ante un intento de integrar el factor ambiental en los parámetros de pensamiento empresarial con la intención de, por fin, encontrar un lenguaje común que acerque a las empresas a una verdadera gestión sostenible.

Poner precio a un elefante, el océano o un atardecer suena engreidamente humano pero lo cierto es que sí puede iluminar cosas que si no se traducen en dinero parece que no se llegan a apreciar.

Por ejemplo, los  árboles pueden enfriar las ciudades entre 2ºC y 8ºC. Cuando se plantan cerca de edificios, pueden reducir el uso de aire acondicionado en un 30% y, según la oficina de Urban Forestry de la ONU, reducir el uso de energía de calefacción en un 20-50%. Un árbol grande puede absorber 150 kg de dióxido de carbono por año, así como filtrar algunos de los contaminantes transportados por el aire, incluidas las partículas finas, y su presencia incrementa de media un 20% el valor de una propiedad. Si desaparecen los árboles de un parque ¿cuánto dinero perderán todos los que se benefician de estos servicios gratuitos?

Esta línea de trabajo es enormemente interesante no sólo para la toma de decisiones sino también para los informes no financieros. Avanzamos hacia informes que abandonan el registro de hechos del año acabado para ofrecer sentido y contexto a la gestión empresarial.

Ningún informe comprometido con la transparencia es malo o innecesario pero la evolución hacia un reporte empresarial material, relevante, pasa por dar contenido y narrativa a la inteligencia de las organizaciones mostrando su capacidad para comprender y actuar sobre el escenario en el que se desarrollan. Un enfoque mucho más interesante para inversores y otros grupos de interés clave.

Las iniciativas más interesante en materia de reporting como son el Marco Internacional  de Reporting Integrado, los principios SASB, el marco CDSB y los GRI Standards apuntan en esa dirección.

 

 

 

 

 

 

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